martes, 29 de septiembre de 2015

HUMEDADES IV: POR CAPILARIDAD


SÍNTESIS PREVIA


Con este artículo concluimos la serie de posts relacionados con las humedades.  Hasta ahora hemos logrado identificar y sintetizar una buena parte de los casos más frecuentes.  Como sabéis, insisto en destacar las situaciones “evitables”, aquéllas en las que, con nuestro mantenimiento rutinario, podríamos conseguir que no aparezcan. Recordaréis las siguientes:

·         Las debidas a condensación.

·         Las debidas a filtraciones de baños y cocinas.

·         Las debidas a la falta de cuidado de las terrazas.

Pero también hay otras situaciones un poco más complejas y no por ello las vamos a dejar de lado, por algo los seguidores de este blog somos optimistas, con más, menos o ninguna formación técnica, pero dispuestos a mejorar nuestro entorno.  Por ello el planteamiento que os propongo es “presentar” dos casos más, también bastante frecuentes, y ofrecer una orientación sobre las posibles soluciones:
·         Las debidas a defectos en la impermeabilización, que ya vimos en el anterior artículo.
·         Las debidas a capilaridades en el terreno, que hoy contemplaremos.

 

HUMEDADES POR CAPILARIDADES EN EL TERRENO

Quizás las humedades provocadas por capilaridad del terreno sean las que requieren mayor especialización para su arreglo, pero lo tienen, y con esa idea es con la que nos vamos a quedar.  Repetimos, nuestro objetivo es sencillo, conocer este fenómeno para, en el caso en el que nos lo encontremos, ser capaces de identificarlo y orientar la solución de la manera más acertada posible.


DESCRIPCIÓN.

Explicado de una manera muy sencilla, la capilaridad es una propiedad física que tienen los líquidos (derivada de su tensión superficial) gracias a la cual dicho líquido es capaz de vencer la fuerza de la gravedad y ascender por un microtubo (en nuestro caso serían las microrranuras de aire que se encuentran en los materiales de construcción) e invadir parte del hueco disponible.  (Uno de los ejemplos más ilustrativos es el del terrón de azúcar, que tras sumergirlo un poco en el café, el líquido acaba avanzando por todos sus huecos).


Sobre todo en las casas de la huerta, donde la humedad del terreno es muy alta, es muy común este fenómeno.  Lo vamos a encontrar en la parte inferior de los muros de planta baja, distribuido de forma longitudinal a lo largo del muro, alcanzando incluso los 70-100 cm.  Las principales preocupaciones de los afectados son que los cables eléctricos se mantengan húmedos o que se deterioren los materiales de construcción y pueda disminuir su resistencia.

Por cierto, también es interesante conocer que tras la obligatoria aplicación del Código Técnico, toda la cimentación queda envuelta, entre otras, con una lámina impermeabilizante, por lo que la antigüedad de la vivienda va a ser otro factor para encontrarnos o no con este caso.

En la ilustración, la banda de color negro sería la que protegería al muro enterrado de detrás (el de color gris).







SOLUCIÓN.

Aunque sea lo primero que nos viene a la cabeza tras ver la imagen anterior, queda descartado el impermeabilizar la cimentación, de manera genérica.  Esa es una solución que se lleva a cabo durante la fase de construcción.  Es inviable retirar el terreno, dejar la cimentación en el aire, y adherir las láminas citadas. 

Cuando la humedad procede del terreno lo más práctico es acudir a soluciones “barrera” en la parte vista del muro, a la mínima altura posible.  Lo que vamos a provocar es un corte que retenga el agua e impida su ascenso.  Dependiendo de cada caso, será aconsejable utilizar una alternativa u otra.

“RT arquitectura” lo explica muy bien en su blog.  Paso a resumirlo.  Ellos lo clasifican en:

·         Barreras físicas: haciendo un corte en el muro, cuando es de ladrillo, e insertando una lámina impermeabilizante.  Por supuesto, con maquinaria adecuada para ello.

·         Barreras químicas: impregnando el interior del muro con productos específicos.  Entre ellos hay unas resinas hidrófugas, de Sika, que se inyectan a determinados intervalos y que tras su aplicación se expanden en forma de barrera.

·         Barreras eléctricas: mediante unos dispositivos que emiten señales eléctricas capaces de anular el campo electrostático del muro, evitando así que la humedad no pueda ascender por los capilares. Como mínimo tarda en funcionar 3 meses, pudiendo llegar a los 36.  Comentan que la instalación es sencilla y sin obra.

·         Higroconvectores: Es un sistema exclusivo del “método Knapen”.  Se trata de una serie de tubos inclinados que se introducen en los muros, de forma que dentro de los mismos se forma un flujo de aire en el que el húmedo es reemplazado por el aire seco, provocando de esta forma la evaporación del agua del muro.


Otra solución que me resulta muy interesante, por lo sencillo de su aplicación y económica, es la propuesta por el Grupo Umanacor en su web.

·         Morteros transpirables: Éstos se aplican, como un enfoscado, sobre la parte húmeda del muro más una franja por encima de unos 50 cm, en dos capas de 1 cm, siguiendo estrictamente las indicaciones del fabricante (para no tapar los poros), finalizando con un revestimiento de pintura transpirable.  Este producto (de nombres comerciales Morcemrest-mur y Morcem-cal) actúa facilitando la evaporación del agua retenida en el muro. 

Como ya decíamos al principio, nuestro objetivo es sencillo: reconocer una mancha de humedad, identificar cuál puede ser la causa y, en función de ello, con unos medios o con otros, atajar el problema.  Y siempre después, la reparación estética.



CUANDO NO SE ENCUENTRA SOLUCIÓN.

            Sin lugar a dudas, confiar en que SÍ la hay y acudir a una empresa experta.  La alternativa “perfecta” puede no ser económicamente viable, pero posiblemente un profesional especializado nos pueda plantear una solución “suficiente”, que sí podemos asumir y nos va a permitir disfrutar de nuestro espacio.  Aunque a veces son otras las limitaciones con que nos encontramos.

            Veamos un ejemplo.  En mi edificio los trasteros se encuentran en la planta sótano.  Pues dos de ellos están sin uso por el moho provocado por la humedad.  Lindan con el muro de un jardín y esa tierra es regada con bastante frecuencia. 

            ¿Cómo se está actuando? Con toda la lógica del mundo: llamando al seguro.  Y las humedades deben ser de los casos más frecuentes con las que se encuentran, pero cuando la causa se debe a defectos en la construcción (los “vicios ocultos”), estos profesionales no pueden asumir la actuación sobre el origen.  Todo lo más que habrán podido hacer, habrá sido la reparación estética, pero ya sabemos que el daño vuelve a salir.  Si os pasa algo parecido, buscad a un experto. Quizás no sea tan caro como pensabais.  ¿Merece la pena, en el ejemplo, tener el trastero vacío durante años? ¿Compensa estar esperando un responsable que asuma los costos? Es complicado y muy particular de la situación de cada uno.


Un caso parecido que se ha resuelto con éxito es el de unos trasteros en los que se producían filtraciones cuando llovía.  Se encuentran debajo de las zonas comunes, en este caso pavimentadas, de un edificio.  Esto ha ocurrido en la fase de postventa de una promoción, en la que he participado en las obras de reparación.  Hay que reconocer al promotor el interés por atajar el problema y el presupuesto que dispuso para ello.  

Analizando el caso, si quisiéramos identificar esta humedad, hablaríamos más de filtración, que de capilaridad, aunque estemos por debajo del terreno (ya os comenté que las causas se pueden solapar).  Por otra parte, nos hemos encontrado con que la capa de tierra que está por encima de los trasteros no es muy profunda y además no afecta en absoluto a la cimentación.  Por lo tanto, resulta factible, y además es una de las cosas que se ha hecho, retirar esa tierra y parte de pavimento, cubrir la parte del techo del trastero que sobresale del edificio (que además no llega a un metro) con lámina impermeabilizante y volver a tapar.  Como veis, a veces las soluciones no son precisamente sencillas, lo importante es encontrar las adecuadas, o incluso las menos malas, pero encontrarlas.


NUEVAS TECNOLOGÍAS: NANOCRISTALIZACIÓN

Me ha parecido muy interesante lo último que he leído sobre los productos de nanocristalización (los podéis encontrar en http://www.acksol.com).  Son aplicables sobre el hormigón y todos los materiales pétreos porosos, tanto en obra nueva como en reforma.

Técnicamente este fenómeno se consigue infiltrando unos productos minerales en el interior del hormigón o materiales pétreos porosos, los cuales reaccionan con el CA+ libre para convertirse en cuarzo o cuarcita pura, pasando a formar parte del propio material tratado, obteniéndose mayor resistencia e inalterabilidad química sin fecha de caducidad.

Pero lo que nos interesa para el tema de las humedades es la estructura cristalina que se forma con su aplicación: es tal, que deja pasar el vapor de agua (difusión), evitando problemas de filtraciones y/o capilaridad, evitando además la formación de condensaciones en el interior, dejándolos “respirar”.  



EN DEFINITIVA

Como veis, la tecnología no para de avanzar y ya estamos viendo aplicaciones pioneras que posiblemente den mucho que hablar en poco tiempo. 

Entended  también que, sobre todo hoy, os haya mencionado casos más complejos, podemos encontrarnos con ellos y lo que pretendemos es aprender a adoptar una actitud positiva: sé que no es fácil, pero hay alternativas y es solucionable. 


Y no nos despedimos sin recuperar nuestra idea favorita: de nosotros depende hacer un pequeño mantenimiento (evitando parte de los casos descritos en estos cuatro artículos) y contribuir a que nuestro entorno sea confortable, en definitiva, disfrutar del cuidado del pequeño mundo que nos rodea.