SÍNTESIS PREVIA
Con este artículo concluimos la serie de
posts relacionados con las humedades. Hasta
ahora hemos logrado identificar y sintetizar una buena parte de los casos más
frecuentes. Como sabéis, insisto en
destacar las situaciones “evitables”, aquéllas en las que, con nuestro
mantenimiento rutinario, podríamos conseguir que no aparezcan. Recordaréis las
siguientes:
·
Las debidas a condensación.
·
Las debidas a filtraciones de baños y cocinas.
·
Las debidas a la falta de cuidado de las
terrazas.
Pero también hay otras situaciones un poco más complejas y no por ello las vamos a dejar de lado, por algo los seguidores de este blog somos optimistas, con más, menos o ninguna formación técnica, pero dispuestos a mejorar nuestro entorno. Por ello el planteamiento que os propongo es “presentar” dos casos más, también bastante frecuentes, y ofrecer una orientación sobre las posibles soluciones:
·
Las debidas a defectos en la
impermeabilización, que ya vimos en el anterior artículo.
·
Las debidas a capilaridades en el terreno,
que hoy contemplaremos.
HUMEDADES POR CAPILARIDADES
EN EL TERRENO
Quizás
las humedades provocadas por capilaridad del terreno sean las que requieren
mayor especialización para su arreglo, pero lo tienen, y con esa idea es con la
que nos vamos a quedar. Repetimos, nuestro
objetivo es sencillo, conocer este fenómeno para, en el caso en el que nos lo
encontremos, ser capaces de identificarlo y orientar la solución de la manera
más acertada posible.
DESCRIPCIÓN.
Explicado
de una manera muy sencilla, la capilaridad es una propiedad física que tienen
los líquidos (derivada de su tensión superficial) gracias a la cual dicho
líquido es capaz de vencer la fuerza de la gravedad y ascender por un microtubo
(en nuestro caso serían las microrranuras de aire que se encuentran en los
materiales de construcción) e invadir parte del hueco disponible. (Uno de los ejemplos más ilustrativos es el
del terrón de azúcar, que tras sumergirlo un poco en el café, el líquido acaba
avanzando por todos sus huecos).
Sobre
todo en las casas de la huerta, donde la humedad del terreno es muy alta, es
muy común este fenómeno. Lo vamos a
encontrar en la parte inferior de los muros de planta baja, distribuido de
forma longitudinal a lo largo del muro, alcanzando incluso los 70-100 cm. Las principales preocupaciones de los
afectados son que los cables eléctricos se mantengan húmedos o que se
deterioren los materiales de construcción y pueda disminuir su resistencia.
Por
cierto, también es interesante conocer que tras la obligatoria aplicación del
Código Técnico, toda la cimentación queda envuelta, entre otras, con una lámina
impermeabilizante, por lo que la antigüedad de la vivienda va a ser otro factor
para encontrarnos o no con este caso.
En
la ilustración, la banda de color negro sería la que protegería al muro
enterrado de detrás (el de color gris).
SOLUCIÓN.
Aunque
sea lo primero que nos viene a la cabeza tras ver la imagen anterior, queda
descartado el impermeabilizar la cimentación, de manera genérica. Esa es una solución que se lleva a cabo
durante la fase de construcción. Es
inviable retirar el terreno, dejar la cimentación en el aire, y adherir las
láminas citadas.
Cuando la humedad procede del terreno lo más práctico es acudir a soluciones “barrera” en la parte vista del muro, a la mínima altura posible. Lo que vamos a provocar es un corte que retenga el agua e impida su ascenso. Dependiendo de cada caso, será aconsejable utilizar una alternativa u otra.
“RT
arquitectura” lo explica muy bien en su blog.
Paso a resumirlo. Ellos lo
clasifican en:
·
Barreras físicas: haciendo un corte en el
muro, cuando es de ladrillo, e insertando una lámina impermeabilizante. Por supuesto, con maquinaria adecuada para
ello.
·
Barreras químicas: impregnando el interior
del muro con productos específicos. Entre
ellos hay unas resinas hidrófugas, de Sika, que se inyectan a determinados
intervalos y que tras su aplicación se expanden en forma de barrera.
·
Barreras eléctricas: mediante unos
dispositivos que emiten señales eléctricas capaces de anular el campo
electrostático del muro, evitando así que la humedad no pueda ascender por los
capilares. Como mínimo tarda en funcionar 3 meses, pudiendo llegar a los 36. Comentan que la instalación es sencilla y sin
obra.
·
Higroconvectores: Es un sistema exclusivo del
“método Knapen”. Se trata de una serie
de tubos inclinados que se introducen en los muros, de forma que dentro de los
mismos se forma un flujo de aire en el que el húmedo es reemplazado por el aire
seco, provocando de esta forma la evaporación del agua del muro.
Otra
solución que me resulta muy interesante, por lo sencillo de su aplicación y
económica, es la propuesta por el Grupo Umanacor en su web.
·
Morteros transpirables: Éstos se aplican,
como un enfoscado, sobre la parte húmeda del muro más una franja por encima de
unos 50 cm, en dos capas de 1 cm, siguiendo estrictamente las indicaciones del
fabricante (para no tapar los poros), finalizando con un revestimiento de
pintura transpirable. Este producto (de
nombres comerciales Morcemrest-mur y Morcem-cal) actúa facilitando la
evaporación del agua retenida en el muro.
Como ya decíamos al principio, nuestro objetivo es sencillo:
reconocer una mancha de humedad, identificar cuál puede ser la causa y, en
función de ello, con unos medios o con otros, atajar el problema. Y siempre después, la reparación estética.
CUANDO NO SE ENCUENTRA
SOLUCIÓN.
Sin lugar a dudas, confiar en que SÍ
la hay y acudir a una empresa experta. La
alternativa “perfecta” puede no ser económicamente viable, pero posiblemente un
profesional especializado nos pueda plantear una solución “suficiente”, que sí
podemos asumir y nos va a permitir disfrutar de nuestro espacio. Aunque a veces son otras las limitaciones con que nos encontramos.
Veamos un ejemplo. En mi edificio los trasteros se encuentran en
la planta sótano. Pues dos de ellos
están sin uso por el moho provocado por la humedad. Lindan con el muro de un jardín y esa tierra
es regada con bastante frecuencia.
¿Cómo se está actuando? Con toda la
lógica del mundo: llamando al seguro. Y
las humedades deben ser de los casos más frecuentes con las que se encuentran,
pero cuando la causa se debe a defectos en la construcción (los “vicios
ocultos”), estos profesionales no pueden asumir la actuación sobre el origen. Todo lo más que habrán podido hacer, habrá
sido la reparación estética, pero ya sabemos que el daño vuelve a salir. Si os pasa algo parecido, buscad a un
experto. Quizás no sea tan caro como pensabais.
¿Merece la pena, en el ejemplo, tener el trastero vacío durante años?
¿Compensa estar esperando un responsable que asuma los costos? Es complicado y
muy particular de la situación de cada uno.
Un
caso parecido que se ha resuelto con éxito es el de unos trasteros en los que
se producían filtraciones cuando llovía.
Se encuentran debajo de las zonas comunes, en este caso pavimentadas, de
un edificio. Esto ha ocurrido en la fase
de postventa de una promoción, en la que he participado en las obras de reparación.
Hay que reconocer al promotor el interés por atajar el problema y el
presupuesto que dispuso para ello.
Analizando el caso, si quisiéramos identificar esta humedad, hablaríamos más de filtración, que de capilaridad, aunque estemos por debajo del terreno (ya os comenté que las causas se pueden solapar). Por otra parte, nos hemos encontrado con que la capa de tierra que está por encima de los trasteros no es muy profunda y además no afecta en absoluto a la cimentación. Por lo tanto, resulta factible, y además es una de las cosas que se ha hecho, retirar esa tierra y parte de pavimento, cubrir la parte del techo del trastero que sobresale del edificio (que además no llega a un metro) con lámina impermeabilizante y volver a tapar. Como veis, a veces las soluciones no son precisamente sencillas, lo importante es encontrar las adecuadas, o incluso las menos malas, pero encontrarlas.
NUEVAS TECNOLOGÍAS:
NANOCRISTALIZACIÓN
Me
ha parecido muy interesante lo último que he leído sobre los productos de
nanocristalización (los podéis encontrar en http://www.acksol.com). Son
aplicables sobre el hormigón y todos los materiales pétreos porosos, tanto en
obra nueva como en reforma.
Técnicamente
este fenómeno se consigue infiltrando unos productos minerales en el interior
del hormigón o materiales pétreos porosos, los cuales reaccionan con el CA+ libre
para convertirse en cuarzo o cuarcita pura, pasando a formar parte del propio
material tratado, obteniéndose mayor resistencia e inalterabilidad química sin
fecha de caducidad.
Pero
lo que nos interesa para el tema de las humedades es la estructura cristalina
que se forma con su aplicación: es tal, que deja pasar el vapor de agua
(difusión), evitando problemas de filtraciones y/o capilaridad, evitando además
la formación de condensaciones en el interior, dejándolos “respirar”.
EN DEFINITIVA
Como
veis, la tecnología no para de avanzar y ya estamos viendo aplicaciones
pioneras que posiblemente den mucho que hablar en poco tiempo.
Entended
también que, sobre todo hoy, os haya
mencionado casos más complejos, podemos encontrarnos con ellos y lo que
pretendemos es aprender a adoptar una actitud positiva: sé que no es fácil,
pero hay alternativas y es solucionable.
Y
no nos despedimos sin recuperar nuestra idea favorita: de nosotros depende
hacer un pequeño mantenimiento (evitando parte de los casos descritos en estos
cuatro artículos) y contribuir a que nuestro entorno sea confortable, en
definitiva, disfrutar del cuidado del pequeño mundo que nos rodea.